El principal punto por analizar en materia tributaria es justamente la ausencia de una reforma fiscal. En efecto, Sheinbaum además de proponer no aumentar impuestos, contempla el no realizar reformas fiscales significativas en los primeros años de su mandato.
El hecho que no se contemplen aumentos de impuestos no significa que no existan propuestas que fomenten la recaudación fiscal. Asimismo, es posible reconocer cómo en este sexenio se presentaron reformas que, aún sin ser esencialmente fiscales, tienen repercusiones en el ámbito fiscal.
Si bien no han existido propuestas legislativas concretas, Sheinbaum ha señalado que se propone reforzar el cobro de impuestos a grandes contribuyentes, ampliar la base gravable y fomentar el cumplimiento de obligaciones de pequeños contribuyentes. La próxima mandataria enfatiza el uso de tecnologías de información como la Inteligencia Artificial para mejorar la eficiencia recaudatoria.
Asimismo, ha expresado su intención de reducir los trámites burocráticos para abrir y operar empresas, señalando que aligerar la burocracia relacionada con la inversión “podría incluso generar mayores ingresos para Hacienda”.
Como dato adicional, Sheinbaum ha señalado que se buscará promover consultas populares incluso en temas vinculados con la recaudación de impuestos.
Ciertamente existen beneficios al tomar la decisión de no aumentar impuestos, sin embargo, a este aspecto positivo igual le acompañan desafíos que han sido estimados por múltiples especialistas, sobre todo si se busca mantener la sustentabilidad de los programas sociales y de infraestructura y en general de las finanzas públicas.
En materia de fiscalización, los contribuyentes podrán esperar un manejo similar en las acciones tomadas por la administración actual. Fuente: Fiscalía.